Diseño universal: de la idea al proyecto

02.24 — Open Air Culture

Pérgolas y toldos son ahora un elemento de nuestra vida cotidiana y delinean los espacios al aire libre de tiendas, restaurantes, hoteles y viviendas particulares. Pero ¿a qué se debe esta natural «afabilidad» de las estructuras de exteriores? Pratic ha decidido descubrirlo con la ayuda de la neurociencia, desvelando cómo sus colecciones representan mucho más de lo que parecen.

Aumento de la superficie comercial o de los espacios de una vivienda, pero también del bienestar para las personas que los disfrutan. El éxito de las estructuras al aire libre no se limita solo a las oportunidades funcionales y de negocios, sino que también se debe, sobre todo, a las características intrínsecas de las pérgolas que intervienen de manera beneficiosa en nuestro equilibrio psicofísico.


Hemisferio izquierdo y derecho. Nuestro cerebro dicta las reglas del diseño

Nuestro cerebro presenta un lado derecho y un lado izquierdo: dos hemisferios similares pero distintos, cada uno diseñado para realizar funciones muy diferentes entre sí. A la estructura asimétrica del cerebro humano debemos toda nuestra percepción del mundo, determinada por una convivencia de los dos hemisferios, cuyo equilibrio está lejos de darse por sentado.

Basta pensar que, ya hace 1,4 millones de años, los procesos evolutivos y los estímulos de supervivencia habían dado lugar a un importante desarrollo del hemisferio izquierdo, lo que se atestigua por una presencia igual al 77% de diestros entre los homínidos; un porcentaje que en nuestros días se mantiene prácticamente invariable. Las consecuencias de este desarrollo también son evidentes en el mundo que nos rodea, donde los objetos, la comunicación y los elementos arquitectónicos están naturalmente destinados a ser utilizados por quienes utilizan principalmente la mano derecha, que, recordémoslo, está gestionada por el hemisferio izquierdo (y viceversa para las personas zurdas).


Atención focal y atención holística

Pero ¿qué significa esto para nuestro cerebro?
Se ha apreciado que el hemisferio izquierdo dirige las operaciones lógicas, analíticas y lingüísticas, que están guiadas por una atención focal. Estos elementos han prevalecido sobre las percepciones del hemisferio derecho que, por su parte, gestiona las operaciones sintéticas, imaginativas y emocionales mediante una atención holística.

En el mundo de la arquitectura y el diseño, esta supremacía de la atención al detalle y del razonamiento analítico no podía sino traducirse en la creación de objetos y edificios ideados para ser ante todo útiles, prácticos y funcionales. Es aquí donde la neurociencia llega en ayuda de la arquitectura mediante el estudio de nuevos parámetros de diseño capaces de llevarnos a un equilibrio interhemisférico capaz de promover el bienestar de los espacios. Sin embargo, una estructura en particular parece conciliar de forma natural las necesidades del hemisferio derecho e izquierdo, la estética y la sensación de protección, una arquitectura ya perfecta en sí misma: la pérgola.


Pedana Set a Brera, Milano
Conjunto Pedana en Brera, Milán

Al cerebro le encanta la pérgola. Desde siempre

Solo las arquitecturas de exteriores, como las pérgolas, son capaces de poner de acuerdo liking, es decir, lo que nos parece bello, y wanting, lo que nos parece más tranquilizador.

Es lo que han observado numerosos estudios neurocientíficos que han identificado en las pérgolas la combinación perfecta de apertura y protección, geometría de los espacios y posibilidad de desplazarse libremente dentro del entorno: elementos básicos que nuestro cerebro necesita para alcanzar un estado de calma y bienestar.

La belleza y la voluntad de acercarse a un espacio no son percibidas como sensaciones similares por nuestro cerebro: sucede muy a menudo que lo que nos parece hermoso no nos transmite la seguridad necesaria para desear frecuentar un entorno determinado.

Esto se debe a que en el lado derecho se elaboran los mecanismos visual-espaciales panorámicos, como la visión holística del paisaje, la modularidad geométrica y la orientación espacial; por lo tanto, si un espacio está abierto y permite ver incluso en la distancia, gustará mucho al cerebro, puesto que le permite sentirse seguro en el contexto de ese espacio y observar el paisaje circundante sin ser visto. El hemisferio izquierdo, en cambio, procesa los mecanismos visual-motores focales, la percepción del espacio con sus puntos de referencia y el confort motor; en este caso, el espacio nos parece bello y seguro si nos ofrece la posibilidad de acercarnos o alejarnos rápidamente de él.

La estructura de la pérgola representa desde este punto de vista la solución ideal. Los cerramientos perimetrales acristalados y la cubierta con toldo móvil permiten estar perfectamente protegidos, pero también observar en la distancia, ocultarnos, identificar amenazas y, en su caso, decidir maniobras de aproximación o de evitación. Son condiciones dictadas por procesos evolutivos y de supervivencia que hoy se traducen en una sensación natural de bienestar al ocupar estos sugerentes espacios al aire libre.


Pérgola bioclimática Vison en el restaurante TAK de Estocolmo
Pérgola bioclimática Vison en el restaurante TAK de Estocolmo

Una ventana a la naturaleza para vivir mejor

Estudios internacionales han demostrado que el contacto, incluso no directo, con la naturaleza tiene un efecto beneficioso en la reducción del estrés y la fatiga mental. Lo demuestran los individuos hospitalizados que, si se alojan en una habitación con vistas a vegetación, son capaces de recuperarse mejor y con menor recurso a analgésicos.

Estas evidencias ilustran el fenómeno de la biofilia, es decir, el deseo innato del hombre de conectar con la naturaleza. Una conexión que se activa principalmente a través de las percepciones visuales, que proporcionan aproximadamente el 83% de la información del hábitat en el que vivimos.

Pérgola bioclimática Vision en el Feudi del Pisciotto Wine Relais de Val di Noto
Pérgola bioclimática Vision en el Feudi del Pisciotto Wine Relais de Val di Noto

Neuroarquitectura: los cuatro puntos imprescindibles para un diseño impecable

  1. Los espacios bajos son los que más generan la voluntad de evitación (not wanting);

  2. Los espacios cerrados se consideran los más desagradables (not liking);

  3. El grado en el que un espacio está abierto es la característica que suscita más a menudo un juicio de agrado (liking) y de acercamiento (wanting);

  4. La altura de un espacio es capaz de generar una sensación de agrado (liking) y, al mismo tiempo, la voluntad de acercamiento (wanting).

La rebelión del hemisferio derecho

Barroco, modernismo, Art Nouveau han representado intentos de venganza del hemisferio derecho del cerebro contra el pragmatismo arquitectónico dictado por la supremacía del lado izquierdo. En estas corrientes prevalecen las emociones, la promiscuidad orgánica de las formas, los rasgos curvilíneos y el fitomorfismo. Sin embargo, no se trata más que de movimientos reaccionarios provisionales, reabsorbidos rápidamente por nuevos impulsos racionales, como la revolución industrial, caracterizada por la serialida y el minimalismo.


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